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lunes, octubre 03, 2011

Dirección de Memoria


"Se me acaba el vino y pienso en despedidas. También pienso en direcciones de memoria porque, de alguna manera, esta frase tan relacionada a las ciencias de la computación no deja de mecerse en mi mente. Eso es porque efectivamente voy a despedirme de algo. La tecnología permite que pueda estar sentado en la escollera sarandí convirtiendo lo que antes sería un grito ensordecedor (a ese mar algo insensible que nos mira sin expresión alguna) en un texto medianamente coherente.
La memoria es algo enigmático. Siempre me he preguntado que es mejor, si tener mucha o poca memoria. La famosa frase "ignorance is bliss" (la ignorancia es una bendición) por lo general está asociada a la educación, o sea, mientras mas sabe el individuo mas sufre porque mas sabe, y como lo que sabe implica sufrimiento, mejor no saberlo. A veces estoy de acuerdo con esta frase pero cambio educación por memoria. Entonces el que menos recuerda menos sufre. Entre dos personas de 120 años: ¿quien estaría mas feliz hoy? ¿el que recuerda absolutamente todo o el que recuerda desde el dia de la final de maracaná en adelante?
Cuando uno se despide de algo piensa en todas estas cosas porque la memoria se vuelve fundamental en estos asuntos. Y lo hace todo mas difícil porque tenés que responder correctamente la pregunta ¿Para qué hice todo esto?"
Eso pensaba Iván sentado en la escollera una cálida noche de sábado a las 4:30 pm, con un porro en la mano izquierda y tocando la pantalla del ipad con la derecha. Reloco buscaba una tuca que jamás encontraría.

Iván tenía una one-man-band llamada Imán y pensaba en cómo decirse que se iba de sí.

Antes de autodespedirse compuso los últimos versos para la banda:

No me escucharon gritar por dentro.
Y desde aquí te digo adiós.
Abandono tu estética
Te dejaré por otra.
Vida.

Iván fue a la sala de ensayo donde estaban los otros Ivánes que se habían desprendido del original para decirle que no se fuera. Había un Iván que hacía las letras y les ponía una melodía horrible que Iván Noble tenía que arreglar todo el tiempo. Otro Iván hacía bellísimos arreglos de cuerda. Solo de esos dos Ivánes se despidió Iván.

Salió todo bien. El que más se deprimió fue Iván Roble, el de los arreglos de cuerda. Era el mas sensible y pensaba que esto nunca iba a suceder. El de las letras, Iván el Guardia ni se inmutó porque en el fondo deseaba la pronta salida de Noble.

"Y esto es lo que he estado pensando doctor. Yo sé que terminó la sesión por favor. No me diga que me estoy volviendo loco. ¿Será que estoy escuchando música de peregrinos arrabaleros?
Le prometo que dejo de escuchar el "Canarios" de La Hermana Menor que es el disco que me dispara estos delirios. Se lo juro. ¿Cuanto le debo?"