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domingo, diciembre 05, 2010

Un Camello en una Mesa de Ajedrez


"Estoy sentado sobre una gran mesa de ajedrez", pensé al despertar dentro de un baño con baldosas blancas y negras que efectivamente parecían una mesa de ajedrez. "Si esta fuera una mesa de ajedrez, sería un caballo. Uno para adelante y dos para la izquierda, después uno para la derecha y dos para atrás. Si...Dejaría desconcertado a mi contrincante", reflexiono estúpidamente. Me levanté y empecé a caminar como caballo en una mesa de ajedrez. Estaba por salir del baño cuando me dieron ganas de mear asi que fui hasta uno de los cubículos, caminando como caballo en una mesa de ajedrez. El water era de estilo turco y mientras apunto al gran agujero negro pienso en la mesa de ajedrez donde el caballo mira excitado a la reina y al rey teniendo sexo en posición perrito. Los alfiles miran la escena con ojos brillantes y dolor de huevos. "Se ha desvirtuado el ajedrez" pienso.
Salí del cubículo y me lavé las manos con un jabón verde que había en la pileta. Después de lavarme las manos me sentí aún mas sucio al ver que el jabón verde tenía dos pelos bien cortitos. "¡Mierda! ¿Por qué no los vi antes?" dije en voz alta. Volví a lavarme las manos sin jabón y me sentí un poco mejor, solo porque todavía no me había mirado al espejo. Y no lo hice en ningún momento porque sabía que me iba a encontrar con algo desagradable, espantoso. Estaba seguro que al mirarme al espejo iba a ver que tenía la cabeza de un caballo y me iba a dar un ataque de nervios. "Debo estar volviéndome loco. ¿Cómo puedo tener la cabeza de un caballo? pregunté en voz alta, asustado. Por las dudas no me miré al espejo.
Definitivamente estaba drogado...Ácido quizás...O faso con cascaritas de manzana y mucha resina. Si, tenía que ser eso porque sentía los ojos apesadumbrados y estaba medio paranoico. En medio de esa paranoia recordé lo que estaba haciendo fuera del baño. Corría el año 1988 y esa noche me drogué con todo para ver a Tom Waits. Salí del baño y allí estaba él tocando "Telephone Call from Istambul" con un farol y una maraca en las manos mientras cantaba como un desquiciado. Parecía un camello sobre una mesa de ajedrez.