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miércoles, agosto 05, 2020

Cultura y Derechos Humanos en Uruguay y en el mundo. Repensando la industria cultural (PARTE 2)

SÍNTESIS DE LA PRIMERA PARTE

En la primera parte de este ensayo discuto el artículo 27 de la Declaración Universal de Derechos Humanos que dice:
Artículo 27.
1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.
2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.
Mencioné que el agregado del segundo ítem fue polémico, porque se alegaba, por un lado, que defendía intereses particulares y no los de toda la humanidad y, por otro lado, corrían ya otros mecanismos, como la Convención de Ginebra, que protegían la propiedad intelectual.

Para profundizar en la evolución del debate que deriva en la redacción del artículo 27, pueden leer «Propiedad intelectual y Derechos Humanos» de Beatriz Busaniche.

Cars in Cuba - 13
"Cars in Cuba - 13" by Nouhailler is licensed under CC BY-SA 2.0
En Cuba funciona algo llamado "El Paquete" que consiste en un disco duro externo con un 1 Terabyte de contenidos semanales de todo el mundo. La persona que lo tiene recorre diferentes pueblos y le vende los contenidos a particulares. Es la única manera de acceder a esos contenidos. Si lo agarra el gobierno, va preso por el delito. Si lo agarra el gobierno, las personas pierden su única conexión con el mundo.

EL ARTE SE COME A LA CULTURA

Para abordar esta segunda parte quisiera compartir una definición de cultura. Vayamos en principio a la RAE de donde extraigo las definiciones más vinculadas al debate:
2. f. Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico.
3. f. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.cultura popular
1. f. Conjunto de las manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo.
Algo que puedo deducir de la definición es que todos formamos parte de la cultura. Sin embargo, cuando buscamos noticias vinculadas a la cultura vemos noticias relacionadas con el mundo del arte. Como que el arte "se comió" a la cultura. Aquí radica uno de los gérmenes de las confusiones a la hora de reivindicar la protección de intereses.

De esta manera se va generando un discurso entorno a "trabajadores de la cultura", "...porque hacer cultura", "el mundo de la cultura". Este hecho no fue intencional, se fue dando. La sociedad toda ha colaborado en esta apropiación que genera inconvenientes para las organizaciones que reivindican el derecho a la cultura que no es solo el derecho a consumir o practicar el arte.

EL SENTIDO ORIGINAL DEL DERECHO DE AUTOR

El derecho de autor nació como una herramienta para estimular, alentar, promover la creación artística. Quienes promovemos la cultura libre no renegamos del derecho de autor pero, como mencioné en la primera parte de este "ensayo", la existencia de un enemigo, real o irreal, facilita la construcción de eslóganes con los que se termina ganando esa inexistente batalla. Esto viene de tiempos inmemoriales. En el ámbito religioso, podríamos decir que el crédito por la hegemonía del cristianismo es 50% Dios 50% Diablo, ¿no?

Volviendo al tema, el derecho de autor es fundamental para promover el arte y la cultura. es fundamental que un artista tenga recursos para poder seguir siéndolo sin tener que conseguir otra ocupación para vivir. Por otro lado, también es fundamental mantener un acervo cultural público para poder nutrirse, siendo que toda creación parte siempre, consciente o inconscientemente, de algo ya existente.

¿CUÁNTO DAÑA LA PIRATERÍA?

Con frecuencia presenciamos oleadas pro censura o bloqueos de sitios web con tan solo un silbido. ¿La excusa? Las pérdidas millonarias de la industria del arte y el entretenimiento a causa de las descargas o el streaming no autorizado. Sin ir más lejos, en esta nota de Búsqueda (hay que suscribirse para leerla completa) se trata una iniciativa por parte de "un grupo de empresas privadas" (parece que el anonimato no es tan malo después de todo) para regular los contenidos de internet y si lo considera necesario bloquear los sitios que no tengan los derechos correspondientes para reproducir contenidos. Estas arremetidas vienen con una justificación de lucha contra un supuesto enemigo, en este caso, las pérdidas millonarias de la industria por este tipo de actividades.

Paradójicamente, parece bastante claro que estamos viviendo un auténtico "boom" de contenidos. Plataformas de streaming, la televisión por cable, en menor medida la televisión abierta y la industria del cine nos están inundando de series de ficción, documentales, películas, cortos, series animadas, telenovelas, shows de standup, monólogos de youtubers, y más, como nunca se ha visto. Algo tan vasto que hasta puede resultar angustiante. ¿Música? Se lanzan muchísimos discos por año. AGADU aumenta su recaudación año a año, no está en crisis, no es una lucha vida o muerte entre AGADU y la piratería.

Pero que hay un problema...lo hay y a mi entender no es la piratería.

Fragmento de «El Camino del Artista» libro que ha vendido millones de copias en todo el mundo. El fotocopiado de la obra y el boca a boca fue fundamental para su masificación. La autora menciona este hecho en el prólogo de su décima edición.

OTRA VEZ LA DESIGUALDAD

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Corno francés
Si, vivimos en la era de la desigualdad. Toda área, rama, disciplina, campo, concepto, está marcado por la desigualdad. Algunas desigualdades no sabíamos que existían o las teníamos incorporadas hasta hace unas décadas. Las personas en el mundo viven mejor o peor según su color de piel, su sexo, su género o un entorno que tuvo los mismo privilegios o las mismas carencias durante generaciones, solo por dar algunos ejemplos. Si hablamos de arte, podemos decir que hay quienes tienen más posibilidades de enriquecerse artísticamente que otros. Ni acá ni en ningún lado corre la meritocracia. Si el arte hegemónico fuese de quienes se esfuerzan más, no estaría marcado por la tez caucásica ni por apellidos, en muchos casos, muy singulares. Si no me creen, armen una lista de gente que toque el corno francés en Uruguay. Puede haber quien tal vez exclame "Justo el corno francés, ¿quién lo conoce?" Bueno ahí tenés la desigualdad legitimada y justificada. Podemos vivir tranquilamente con la idea de que algunos instrumentos son solo para unos pocos. Y no es un tema de esfuerzo: si no accedo al menos a saber de la existencia del corno francés, ¿cómo voy a querer aprender a tocarlo?

Parasite (2019) - IMDbMe fui por las ramas...volviendo al mundo del audiovisual, digo que hay un problema y es justamente la desigualdad. Este torbellino de contenidos a nivel mundial está cada vez más concentrada en macrocorporaciones del entretenimiento. La globalización y las plataformas de streaming como vidrieras nos permiten acceder, por un precio similar al de una o dos entradas de cine, a un catálogo con los máximos exponentes de diferentes zonas del mundo para las que, antes, había que hacer una investigación quirúrgica para apenas conocer su existencia, y que después acceder a ese contenido era otra odisea. Ahora, yo pregunto, ¿cuán afectada se ve la industria nacional con la piratería? ¿Alguno de ustedes ha intentado encontrar producciones como "Feriados" o "Todos detrás de Momo" ilegalmente o las han visto por sitios que las han ofrecido legalmente? Los contenidos nacionales no suelen conseguirse ilegalmente, no se consiguen fácilmente, o no se consiguen. ¿Por qué? A mi entender dos motivos: las pocas personas que tienen el material no ven rentable facilitar el acceso y por otro lado una falta de interés por piratearlo, no porque sea contenido malo, sino porque sale de un mercado chico y pretende quedarse ahí entonces poca gente lo conoce y, por lo tanto, menos gente que lo pueda valorar tanto como para compartirlo con el mundo. Y si hablamos de algunos contenidos uruguayos puntuales que sí llegaron ilegalmente a otras latitudes, como es en el caso de la música, yo pregunto, ¿El Cuarteto de Nos sería tan popular en Colombia si no fuese por ese acceso que brinda internet? Recordemos que el "Cuarteto" la pegó en ese país antes de que Spotify fuese una aplicación que está en todos los celulares. ¿Cómo la pegó? ¿Acaso la gente descubrió milagrosamente sus discos en las disquerías? No, se fue encontrando con el disco en Youtube y lo fue compartiendo. Un boca a boca digital. Después llegó Warner y desplegó la maquinaria, pero el germen fue la facilidad del acceso y no del canal oficial del "Cuarteto" en Youtube.

Hay una estrategia mercantilista tan arraigada que ni siquiera se considera la posibilidad de facilitar el acceso para que más gente lo pueda ver. Se sigue prefiriendo que lo vean 10 personas pagando que 100 personas gratis. ¡Y después le echamos la culpa a la piratería de todos nuestros males! ¿No está demostrando internet que un mayor acceso, lleva al conocimiento de la obra y tal vez a una mejor rentabilidad o "monetización"? ¿O acaso no se puede atribuir el Oscar a Mejor Película de Parasite a la viralización de la misma, al "parasitismo" en todas partes del mundo gracias a las potentes reseñas de periodistas que vieron la película ilegalmente? Encima después de haber ganado ese Oscar la película comenzó a ser vista por ese público que se limita a ver solo lo que le ponen en la cartelera de cine: el llamado "público comercial". Este otro artículo problematiza este fenómeno.
Vivimos en una simulación: los periodistas y comunicadores simulan que no usan plataformas ilegales para acceder a contenidos y nosotros simulamos que les creemos. Escuchen con atención y verán como este contrato tácito está super vigente.

EL UNIVERSO DE INTERNET

Esta red global consta de tantos bits como el universo de estrellas. Así como cada estrella contiene mundos que nos podrían revelar claves para mejorar nuestra propia existencia, también internet es un mundo de potenciales nuevos descubrimientos. El que millones de personas compartan sus conocimientos pueden llevar a una colaboración global para encontrar soluciones que, entre otros males que nos afectan, podrían frenar el calentamiento del planeta que está sellando nuestro fin muchísimo antes del fin inevitable de nuestra existencia en este planeta que va a ser cuando el sol se convierta en una gigante roja y vuelva La Tierra inhabitable. Eso va a ser dentro de cientos de millones de años, pero actualmente estamos generando nuestro fin muchísimo antes de tiempo borrando prácticamente todo rastro del paso de la humanidad por el universo. Como dice Malena Pichot en Enojáte Hermana, «la vida es el mejor guión de terror».

Volviendo a algo menos apocalíptico, vivimos un época de lucha de intereses. Así como, en su momento, la salida de los videograbadores representaba una amenaza para los canales y para autores al ver cómo sus contenidos podían ser grabados por millones de personas en sus casas (también sucedió con el radiograbador) este invento no representó el fin del arte ni mucho menos. Más bien reprodujo masivamente eso que daban ganas de grabar. Es más, podríamos ir incluso más atrás, las radios en su momento representaron una amenaza por esa posibilidad de brindarle gratuitamente la música a todo aquel que tuviera una radio. Es decir, la evolución de las comunicaciones es una historia de miedo por parte de creadores y empresas que lucraban con ellos y la posterior conclusión de que no era tan malo que la gente conociera viralmente a un artista para luego, quien puede, pague por sus creaciones. Es un tira y afloje histórico. Quien tiene más claro este dilema es Microsoft, una de las empresas de software más privativas que existen. En su ideal quisieran que cada persona en el mundo pagase la licencia para utilizar sus programas, pero por otro lado saben que es importante que sus programas sean los más utilizados entonces tienen que dejar pasar que su software se instale de forma pirata en millones de equipos en el mundo. Ellos controlan, pero hasta por ahí nomás porque llega otro software con mayores libertades y les quita le hegemonía.

Con internet estamos viviendo lo mismo que con esas otras tecnologías, ya obsoletas. Hay un miedo que genera políticas de censura, de bloqueos, de muros de pago y otras formas de impedir el acceso a quien no pueda pagar. Mientras escribo esto, leo un tweet de alguien que busca una película argentina muy poco conocida. Otro usuario le responde que estaba en Cuevana y le pasa el link. Al toque aparece el director de la peli y le recomienda que pague 30 pesos en FLOW porque eso le permitiría seguir haciendo películas ya que Cuevana no paga derechos. El tipo lo dijo en una bien, tipo "30 pesos no es nada", pero me llamó la atención que no se detectaba ni un ápice de gratificación porque alguien se haya interesado en ver su película, tan difícil de encontrar, aunque fuera en un portal ilegal. Y eso es lo que noto en general: prima el rencor por sobre el placer de que alguien esté interesado en consumir lo que hiciste. Y ese pensamiento de "me están robando" está tan instalado en el mundo del arte que, a mi entender, impide pensar en sintetizar esta problemática de las condiciones de la oferta frente a las posibilidades de la demanda.

De todas formas, van apareciendo algunas soluciones que acercan las dos partes. Yo sostengo que tanto Netflix como Spotify han acercado las necesidades de creadores y consumidores. Pero es solo un acercamiento. Sigue habiendo injusticia, tanto de parte de creadores, principalmente en Spotify que paga dos mangos por reproducción, como de consumidores que en muchas partes del mundo ni siquiera pueden acceder a internet o a un celular. Pero hay que seguir trabajando en formas de que la situación sea win-win porque si creemos que el arte y la cultura es fundamental en el desarrollo de una sociedad, tenemos que asegurarnos de que todos por igual podamos nutrirnos. Esta es una tarea que no involucra solamente a los creadores y quienes los financian (o explotan) sino de los gobiernos que deben potenciar políticas que permitan que todos puedan gozar de este derecho humano fundamental: el derecho a participar de la cultura: ese punto A del artículo 27 que no parece ser tan importante como el punto B.