Vivimos en una época en la que el acceso, legal o no, se ha acercado, por lo menos a los que tienen una conexión a internet y una pantalla que te permita leer con comodidad. Estos tiempos nos obligan a ser selectivos, no como antes que era más bien una historia de leer lo que había a mano. Probablemente hoy un centenial no tiene la necesidad de ver lo que hay en la biblioteca de la casa.
Siempre siento algo raro cuando escribo sobre cómo escribir porque, como buen uruguayo, hay un tema de humildad que construye un macaquito en tu hombro que te pregunta "¿Y vos quién sos para dar consejos de escritura?" Lo que he resuelto ha sido calmar al macaquito diciéndole que no estoy dando consejos para escribir bien, sino para escribir. Si lo escribís es malo se puede mejorar más adelante, pero siento que en esta época sentarse a escribir es bien difícil.
Siempre digo que cuando te gustan muchas ramas artísticas y querés incursionar en una, tenés que competir con los que le han dedicado casi todo su tiempo a una sola rama. En ese sentido, también algo que pienso siempre pero que no digo, es que los críticos para mi no son, como se dice habitualmente, artistas frustrados que se dedicaron a escribir sobre el arte en lugar de practicarlo. Y esto, ¿por qué? Primero, porque la crítica ya es en sí una arte, es un género literario. El repositorio mental de adjetivos y ardides gramaticales que uno debe manejar para hacer una buena crítica es realmente admirable. Además, me consta que muchos críticos practican el arte que critican, solo que no deciden arrancar a difundirlo. ¿Los motivos? Diversos. El que se me ocurre es que es muy difícil satisfacer las expectativas que normalmente depositan en otros trabajos, pero estoy divagando. Las respuestas deben ser muy variadas y solo los críticos las tienen. Por mi parte, lo único que puedo decir es que reseñar o escribir una crítica es difícil, las pocas veces que quise hacerlo me pareció complicadísimo. Escuchás un discazo tenés que convertir "un discazo" en 600 palabras. Para finalizar este párrafo aclaro que hay críticos excepcionales que practican un arte y que además critican muy bien, por ejemplo, Agustín Acevedo Kanopa y el Tussi de La Hermana Menor. En esos casos se nota que son polifacéticos y escribir sobre diferentes tipos de contenidos genera una idea de integralidad que aleja un poco a los especializados en determinadas ramas. Por otro lado está Francisco Alvarez Francese, tocayo de apellido, que practica la literatura y además hace crítica literaria. Éste último sería un caso muy excepcional de persona que practica y critica una sola rama del arte. No digo que sean los únicos, pero escribo sobre lo que conozco
Volviendo a los que tienen ganas de escribir: tienen que superar la masiva cantidad de estímulos que nos invaden día a día. Calculo que las generaciones más jóvenes deben estar más seducidas por la lluvia de pelis, series y documentales que les llueven por todos lados. En ese sentido, no se qué es más difícil: sentarse a leer o sentarse a escribir.
Yo, como persona que se deja seducir fácilmente por todos esos estímulos, no puedo decirles otra cosa que intentar generarse un tiempo para sentarse frente a una hoja, un Word o un documento en la nube (recomendado para los zurdos a quienes les empieza a doler la muñeca después de la tercera carilla) y dejar correr los pensamientos para empezar volcarlos en esa hoja física o digital.
Ese es el principio, después se va trabajando. Pero sentarse con una hoja o frente a la compu con un documento en blanco genera eso de "ponerse el chip" y ahí van a ver que las cosas salen. Nada más. Solo eso quería decirles.
Un abrazo a los que se acercan este blog.
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