La Declaración Universal de Derechos Humanos dice lo siguiente:
Artículo 27.
1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.
Eleanor Roosevelt defendiendo por accidente la cultura libre. |
Estas dos cláusulas, debido a su dualidad, generan una pregunta: ¿Hasta donde llega la protección de los intereses morales y materiales sin perjudicar el "derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten"?
Beatriz Busaniche, Licenciada en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Rosario y Magíster en Propiedad Intelectual de FLACSO, Argentina, en "Propiedad Intelectual y Derechos Humanos" estudia la evolución del debate, germen del debate actual entre el derecho de autor y el derecho a la cultura.
Un primer borrador llevado a la presidenta electa de la Comisión de Derechos Humanos, Eleanor Roosevelt, incluía un artículo 44 que decía lo siguiente:
“(T)oda persona tiene derecho a participar en la vida cultural de la comunidad, disfrutar las artes y compartir los beneficios de la ciencia”
Dicho artículo no obtuvo oposición. En una segunda sesión del Comité de Redacción la cláusula sobre derechos culturales se encontraba en el artículo 30. En dicha sesión Francia propone una segunda cláusula:
los autores de obras creativas y los inventores deben retener, además de los derechos financieros, un derecho moral sobre su obra o descubrimiento, que debe permanecer incluso más allá de la expiración de los derechos patrimoniales.
La segunda cláusula generó un amplio debate ya que en ese momento no había una visión clara del copyright. Busaniche dice:
El desacuerdo básico giraba en torno a aquellos para quienes el copyright solo era una forma más de propiedad privada, es decir, que consideraban exclusivamente la cuestión patrimonial de estos derechos; y aquellos que entendían que hay una característica propia en este tipo de derechos, usualmente referida como los derechos morales, sobre el uso y difusión de las obras. Los derechos morales aparecen, desde esta perspectiva, como persistentes aun después de que los derechos patrimoniales y de comercialización hubieran expirado. La compleja discusión sobre la segunda parte del artículo 27 da cuenta de la falta de consensos internacionales en la materia.
Eleanor Roosevelt se opuso a la segunda parte del artículo presentada por Francia, argumentando que esa cláusula pertenecía más al terreno del copyright que al de los derechos humanos.
En una tercera sesión, la delegación francesa en complicidad con defensas de Chile y Uruguay, vuelve a instalar la segunda cláusula. Eleanor Roosevelt vuelve a oponerse severamente alegando que la "declaración debía mantenerse breve" y reiteraba que el copyright era "un asunto de Derecho Internacional". La tercera sesión rechazó la segunda parte de la cláusula por 6 votos contra 5.
Peeeeero...en la conformación de un Tercer Comité, con una membresía mas numerosa y con un bloque latinoamericano afín a la segunda cláusula las cosas cambiaron. El debate continuaba y Busaniche lo detalla:
La delegación norteamericana, junto con la ecuatoriana, insistió en que la propiedad intelectual estaba ya debidamente tratada en el artículo sobre los derechos de propiedad, y hubo algunas delegaciones que argumentaron que la propiedad intelectual no era un derecho humano en absoluto.
Así lo sostuvo, por ejemplo, la delegación británica, que enfatizó que las cuestiones de derechos de autor estaban cubiertas ya por acuerdos y legislaciones específicas del derecho internacional. Además agregó que como estos no eran derechos humanos básicos, la declaración debía mantenerse universal en naturaleza y reconocer principios generales válidos para todas las personas y no solo para un sector determinado como, en este caso, los autores e inventores.
Finalmente se aprueba la redacción del artículo 27 con la segunda cláusula por 18 a 13.
El resultado es que, setenta años después, esa segunda parte del artículo, destinada a un grupo particular de personas, empresas y corporaciones, parece ser más importante que la primera, destinada claramente a toda la humanidad.
El resultado es que, setenta años después, esa segunda parte del artículo, destinada a un grupo particular de personas, empresas y corporaciones, parece ser más importante que la primera, destinada claramente a toda la humanidad.
La propiedad intelectual está orientada fundamentalmente a generar mecanismos de apropiación privada sobre bienes intangibles para crear sistemas artificiales de escasez, y son por lo tanto marcos normativos destinados a defender intereses comerciales, cuando no directamente corporativos.
Del prólogo de "Propiedad Intelectual y Derechos Humanos",
Valentina Delich, Doctora en Derecho y Directora de la Maestría en Propiedad Intelectual de FLACSO Argentina.
Quienes nos dedicamos al activismo por el derecho a la cultura, pretendemos, como todo activista por los Derechos Humanos, que dichos derechos puedan ser asegurados a toda la humanidad independientemente de su situación. De este modo, no queda otra más que luchar contra todo aquello que limite las posibilidades de algunas personas, en especial las más desfavorecidas por la estructura de oportunidades, de participar de la cultura, tanto como público o como artista.
Entonces, para abordar el tema de la desigualdad podemos hacernos algunas preguntas, no solamente para Uruguay, sino tal vez para toda América Latina:
- ¿Quiénes tienen las posibilidades de acceder a un instrumento musical?
- ¿Quiénes tienen la posibilidad de aprender a tocar un instrumento?
- ¿Quiénes tienen la posibilidad de estudiar cine y acceder a equipamiento fílmico?
- ¿Quiénes pueden enviar a un hije a estudiar ballet?
- ¿Cuál es la historia de vida de quienes están a cargo de las sociedades de gestión de derechos?
- ¿Cuál es la historia de vida de la mayoría de los músicos, productores, escritores. dueños de discográficas y editoriales grandes?
-¿Quiénes fundan las murgas, los parodistas y los grupos tropicales?
La respuesta es que la gran mayoría proviene de una clase media y alta de la sociedad. Por supuesto que hay excepciones, pero hablamos de la gran mayoría que es la que refleja la desigualdad existente. Ahora, ¿está mal haber nacido con recursos? ¡Claro que no! (voy con ejemplos argentinos para no dañar susceptibilidades nacionales) Cerati no tuvo la culpa de que su padre fuera ingeniero, ni de que el padre de Zeta Bossio fuera dueño de una barraca ni de que el padre de Charly Alberti fuera Tito Alberti, gran baterista argentino y compositor de «El Elefante Trompita». Por supuesto que no está mal. Es azar, no está bien ni mal, es donde te tocó nacer.
Lo que no está bien, y creo que es donde hay que comenzar el debate, es el no ser consciente de la existencia de las desigualdades, de las posibilidades y saber que no empezaste la carrera en la misma línea que todos aquellos que desde niños anhelan ser artistas. ¿Cuántos posibles artistas están en la cárcel o vendiendo droga o en situación de calle por dar algunos ejemplos nomás? Seguramente varios, pero la meritocracia nos enceguece porque es una idea construída en base a la ignorancia y al ego.
Ser consciente del privilegio es fundamental para pensar en el conflicto entre derecho de autor y el acceso a la cultura. Si estuviese claro que acceder a la cultura no es actualmente una posibilidad para todos y que debería serlo puesto que es un derecho humano, calculo que la industria cultural no estaría tan preocupada por limitar las expresiones artísticas a quien pueda pagar. Está visión limitada de la sociedad la vi con claridad cuando aparecieron los primeros casos de coronavirus. La ayuda del mundo artístico fue disponibilizar contenidos. ¿O sea que en tiempos de crisis lo mejor es liberar? ¿Liberemos contenidos solo cuando esté por explotar todo?
LAS CONDICIONES DE LA OFERTA VERSUS LAS POSIBILIDADES DE LA DEMANDA
Desde los orígenes del capitalismo, siempre se trató de que las condiciones de la oferta fuesen las ideales para obtener ganancias y estas raramente son diseñadas para que todos puedan consumir. En el negocio de la cultura pasa lo mismo. Hasta fines de los 90`s solo se enriquecían culturalmente quienes podían comprar un CD, un libro, pagar una entrada de cine. Los demás que se jodan. ¿Qué se generó para que más gente pudiera enriquecerse culturalmente? La piratería: los discos truchos, cassettes truchos, dvd truchos. "El pobre que espere a que salga en vhs, el pobre que escuche algunos temas por la radio, el pobre que mire los libros por la vidriera", podría decir perfectamente algún poderoso en ese momento. La piratería surge en algunos casos como negocio ilegal de lucro y en otros casos como desarrollos altruistas con el fin de que más gente accediera a contenidos. Lo que tienen en común es que proliferan por la injusticia social, por la imposibilidad de alcanzar las condiciones de la oferta. La piratería surge como alternativa al sistema que otorga la posibilidad de enriquecerse culturalmente a un universo limitado.
Pero llegó Internet a romper todo. La industria cultural y artistas preocupados de que solo sean consumidos por gente capaz desde lo económico se la empezaron a agarrar con internet, en particular con algunos intermediarios que facilitaron el acceso como Napster a fines del siglo XX. Lars Ulrich, baterista de Metallica, como uno de los máximos exponentes de los artistas conservadores dio una larga batalla para "proteger lo suyo". En su momento dijo en Rolling Stone:
"Con cada proyecto, vivimos un duro proceso creativo para conseguir crear la música que sentimos que representa a Metallica en cada momento de nuestras vidas. Nos tomamos nuestras creaciones -la música, las letras, las fotos y el trabajo artístico- muy en serio, como lo hacen casi todos los artistas. Por eso nos pone enfermos saber que nuestra música se esté vendiendo como una comodidad en lugar de como el arte que es".
"Desde un punto de vista de negocios, esto va sobre la piratería, de que nos han quitado algo que nos pertenece", explicó. "Eso es moral y legalmente incorrecto. Repartir esa información, ya sea música, vídeos, fotos o lo que sea, es, en efecto, traficar con bienes robados", siguió.
Después se sumó Dr.Dre, un rapero cuyas (paradójicamente) bases rítmicas son reutilizaciones de otras canciones. La reutilización es la base de todo el movimiento hip-hop que hoy en Uruguay, también paradójicamente, se reserva todos los derechos.
Vale destacar también a esas bandas que en aquella prematura época de internet entendieron de qué se trata la libre distribución, así que va un saludo para, entre otras, a Public Enemy, Limp Biskit y The Offspring.
La cosa se complicó cuando Metallica filtró 335.000 nombres de usuarios que habían descargado discos de Metallica, o sea, fans. Se la agarró contra sus fans. La web Rock fm redacta: "Algunos artistas están en esto por el arte de la música, otros por el dinero", decía Wayne Chang, el encargado de los boletines online para la comunidad de Napster. "Metallica acaba de demostrar el lado en el que están".
EL CASO DE URUGUAY
Soy un convencido de que el uso de licenciamiento menos restrictivo y la libre circulación son altamente beneficiosas para los artistas, no perjudiciales. Por eso me da mucha pena cuando se alega que organizaciones como Creative Commons Uruguay pretenden que los autores regalen su obra o que le están haciendo los mandados a Google, u otro tipo de eslóganes que no pretenden más que poner al licenciamiento libre en un lugar de "enemigo" estratégicamente necesario para poder seguir adelante con su agenda. Y digo "necesario" porque puede servir tener un enemigo artificial para decir: "HAY GENTE QUE NOS QUIERE QUITAR NUESTROS DERECHOS! NOS QUIEREN QUITAR NUESTRA FUENTE DE TRABAJO! SE ESTÁN METIENDO CON NUESTRO TRABAJO, CON NUESTRA PROPIEDAD!"
DJANGO: película que homenajeó Tarantino en "Django Unchained" |
Creo que en Uruguay está pasando lo mismo que en todo el mundo con el concepto de creación: estamos creyendo que nuestras creaciones son construcciones absolutamente novedosas y carentes de todo tipo de influencia. O al menos no lo queremos reconocer. En lo personal tengo escrita una colección de relatos y una novela. Bajo ningún concepto puedo decir que esas son creaciones totalmente mías, en todo caso hay una fracción, una impronta personal, original, pero entiendo que eso no me da el derecho de apropiarme de una obra que contiene tantas influencias y que es básicamente un homenaje a todo lo que he visto y escuchado en mi vida. Y considero que ninguna creación es inédita. Todas las creaciones son una mezcla de un manotazo que le pegamos al acervo cultural universal al que le agregamos un toquecito personal. O sea, los artistas no somos creadores, sino recicladores, reutilizadores, conscientes o inconscientes. Y lo sabemos, ¿o nunca pasó que escribieron una canción o un relato y que les digan: "Si...tiene algo de xxxxx banda y un poco de xxxx banda. Si, es medio xxxx autor con un poco de xxxx autor"?. Por supuesto que suele ser odioso que pase eso porque había un convencimiento de originalidad total en lo que se estaba haciendo. Por ese motivo decidí resaltar la palabra "propiedad" en el párrafo anterior. Yo me pregunto "¿hasta dónde es mío lo que hago? En lo personal, creo que en ningún caso es el 100%. Mi esperanza es Tarantino: un tipo que remixa sus películas favoritas y hace contenido "original". Ta, un garrón que después él protege todo como el resto en Hollywood pero por lo menos tenemos un ejemplo famoso de personas que generan contenido nuevo a partir de contenido ya existente. Solo les falta darse cuenta de que no están inventando nada.
Varias de estas preguntas se tendrían que plantear las bandas de la nueva generación uruguaya que han decidido recortar las libertades de sus canciones. El sistema de copyright, tiene propósitos exclusivamente recaudadores y privativos: es protegerse de quien te quiere escuchar, leer, ver. Protegerse de los fans.
Comenzar a repensar la industria cultural puede empezar por los artistas. La nueva generación es la esperanza porque nacieron en un mundo con mayor acceso gracias a internet, por eso es importante que no adhieran a la lógica prehistórica de los artistas devenidos en políticos que controlan las sociedades de gestión de derechos; que los artistas sean consciente del rol que cumplen como enriquecedores culturales. Necesitamos que prioricen el acceso a todos sin que signifique una entrega de la obra. Hay un punto medio y tenemos que encontrarlo, no mediante el verticalazo de una sociedad de gestión con un presidente que hace 25 años que está en el poder y que no tiene idea de los cambios que han acaecido desde aquella época hasta ahora, los que deciden apostar por la sociedad de gestión tienen que apostar por lo que quieren: mejores retribuciones, mayor transparencia y contemplación a las libertades que desean otorgar los artistas. Ojalá algún día toda la industria cultural piense su funcionamiento en estos términos, priorizando el acceso al lucro.
Banda Eulalia Cruel en el festival Peach & Convention 5 |
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