Una vez pensé en escribir una novela pero la idea se me hacía tan larga que no me daban las pelotas para arrancar. Tenía la patéticamente brillante idea de arrancar y que el desarrollo y el desenlace se me fueran ocurriendo a medida que escribía. Un día estaba solo y me tomé dos cervezas al hilo. Mientras las tomaba, en la tele estaban pasando una película
sobre un tipo quemado y malo que vivía en los sueños de los niños y adolescentes que peleaba contra otro con una máscara y un cuchillo en la mano y mataba en tierra firme sin aparente motivo: Freddy vs Jason. Una escena de sexo medianamente interesante al principio y nada más. No se porqué la miré toda. Supongo que después de la segunda cerveza todas las películas son buenas. Cuando terminó la pelicula, algo se me vino a la cabeza. Agarré un cuaderno, una lapicera (me gusta tachar cuando me equivoco) y vamo´arriba. Empecé a escribir sobre la vida de una mujer y obviamente arranqué por su niñez. Al escribir me di cuenta que podía también hacer comentarios de la niña cuando ya era mujer. Como reviviendo el pasado. Me copé bastante con la idea. Escribí seis hojas al toque. Lo dejé por ahí y seguí con mi vida. Al tiempo se lo mostré a una amiga y jugamos a que ella lo leía mientras yo grababa su lectura. Nunca me había reído tanto. De verdad. El texto, que pretendía ser dramático terminó siendo extremadamente gracioso. Era como una mezcla de lo peor de la narrativa excesivamente descriptiva de Isabel Allende y los peores pasajes de Bukowski. La mezcla fue un texto que no daba lugar a la reflexión sino al delirio y la risa frenética. Frases como "palitos inofensivos" y otra sobre una madre adolescente que terminaba en una corrida de toros fueron los puntos más altos. Para completar, en un momento la niña describía como había sido su experiencia de viajar al interior y mas adelante la misma niña se sentía mal porque nunca había salido de la ciudad. Horrible.
Al tiempo seguí con la novela pero siempre tenía que estar bajo la influencia de algo para tomarme el trabajo. No la seguí mas, porque de hacerlo hubiera terminado convertido en un borracho de aquellos que nadie olvida y que se menciona por generaciones. No quiero ser recordado así. No quiero ser recordado.
Que esto funcione como advertencia para aquellos que me leen y que pueden llegar a pensar que se puede rescatar algo de lo que escribo. Nada. Solo un tipo que se hace llamar Anguila y hasta tiene apellido. Desastroso.
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