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jueves, abril 04, 2019

...Y eso es todo lo que tengo para decir sobre las redes sociales


VÓMITO INICIAL

   No me había dado cuenta de que había pasado tanto tiempo desde la última publicación en este blog. Cuando uno piensa en el tiempo, a veces siente que pasa rápido, pero cuando recuerdo todo lo que hice durante los últimos dos años, en realidad no pasó tan rápido. Lo último que publiqué fue un relato que formará parte de la novela «Ángeles de Basura». Es una versión cruda que probablemente cambió bastante, pero me sentía ansioso por mostrar algo nuevo. La lucha contra la ansiedad es una de las grandes luchas que tiene un aspirante a creador de algo decente. Siempre hay que estar al tanto de que lo publicado bajo el ansia termina siendo una mediocridad. No sé si será así para todo el mundo, pero a mí al menos me pasa con un relato recién escrito. Sé que le falta mucho aunque en el momento no sepa bien qué. Con la música pasa lo mismo. Termino una canción y aunque me muera por compartirla tengo que aguantar el pichí porque se que cuando la escuche a las dos semanas voy a querer cambiar algo. Ahora, ojo con entrar en el loop infinito y no hacer el Final Cut porque es enloquecedor.




   Esa sensación de «todo así nomás» es la que me embarga en este universo de las redes sociales que no deja de ser uno de los universos del ser humano. Nada raro pasa en ella. Es un reflejo hasta más exacto que el que podría arrojar un estudio sociológico terrenal. Siento que me ametralla una cantidad de contenido express producto de una necesidad voraz de vomitar cada cosa que nos sucede. Y no está mal, todos necesitamos ser escuchados. Algunos lo manifiestan abiertamente («Hey, aquí estoy. Miren lo que voy a escribir en este momento!»), otros lo hacen desde un lugar de aparente desinterés («Estoy a punto de irme de acá. Esto es insoportable») escondiendo esos destellitos de alegría que son los like o el resto de reacciones que ofrece, por ejemplo, Facebook. Todos pedimos atención en algún momento. Es bastante natural en un mundo que pide ser útil, que pide dejar una marca. En algún momento pica ese bichito entonces empezás a hacer algo en pos de construir eso que vas a dejar en el mundo para siempre o al menos por un buen tiempo.


Resultado de imagen para old facebook

Vieja interfaz de Facebook

   En lo personal, hace un par de años que me di cuenta que se me iba mucho tiempo en estar al día con las redes y que me quitaba tiempo para proyectos que llevan tiempo y dedicación, como escribir una novela o componer una canción desde cero. Dado que no soy un escritor prolífico no me puedo permitir tantas distracciones. Imaginen si encima me paso todo el día escroleando. ¡Olvidate! Así que para mí, participar poco de las redes es casi una obligación si quiero dejar algo más que palabras en un servidor cuya información desaparecerá cuando a alguien se le ocurra que precisa liberar espacio. Si...comí con el utilitarismo.

   
Actualmente, lo que me ayuda a mantenerme alejado del ciberespacio, aunque no lo crean, es el celular. Se me ha ido deteriorando con el tiempo y actualmente apenas puedo compartir algo en Facebook y subir alguna foto en Instagram. En esta última, que está por ser la red número uno, no puedo crear historias, subir videos ni enviar o recibir mensajes directos. Y por el momento soy feliz. Estoy estirando todo lo que pueda el cambio de celular para no entrar a enfermarme con esa locura de adornitos, hashtags y constantes historias del momento que me van a engatuzar y en la que seguramente voy a entrar. Por eso sigo con un gastado Nokia Lumia con el obsoleto Windows Phone 8. Pero igual es difícil. En este momento, por ejemplo, alterno entre escribir esta publicación y el facebook. Hay eventos a los que quiero ir, publicaciones ante las que quiero reaccionar y comentarios que quiero responder. Me aguanto. Tranqui Maxi.



Un disco que he escuchado mucho en estas semanas. Psicodelia brasilera a full.

      Ahora estoy escribiendo para este blog que es también una red social, pero el blog tiene un «no se qué» que hace que valga la pena armar algo legible acá. Tal vez sea por los recursos adicionales que permiten completar la publicación (imágenes, videos, enlaces) y poder colocarlos donde uno quiera. Además me siento apropiado de la herramienta por haber vivido su auge y caída. Su auge puede haber sido en la década del 2000 y su uso fue inversamente proporcional al de Facebook. 

¿ES EL VICIO?

   Las redes sociales no son novedosas, son la ciberadaptación de una práctica que comenzó con las primeras civilizaciones. Tal vez lo nuevo es que las redes sociales digitales amplían el conjunto de personas con intereses similares lo que expande el universo de contenidos y sentimientos compartidos, lo que puede llevar a una suerte de angustia del usuario por no poder ver todo lo que aparece en pantalla. Es como la angustia por saber que no te da la vida para poder leer todos los libros que te interesan o ver todas las películas o series que quisieras. Esto último es particularmente actual. Todos los grandes medios de comunicación audiovisual han apostado a la serie. Probablemente todos los que nos enganchamos con ellas, tenemos por lo menos 5 o 6 series en lista de espera y que si fuera por uno, serían 20 en esa lista. Cientos de medios de todos los países están estrenando series. Por eso es tan exitoso un dispositivo organizador y facilitador de contenidos como Netflix que logra hacer sentir al usuario que no hay taaaanta cosa para mirar, el universo de series es finito y son las que están en la plataforma. Y uno debe creerlo para mantener la cordura porque si nos dejamos llevar por internet y entramos a explorar series de todos los países nos volvemos locos y nos entra la angustia.

Vampiretar

   De acuerdo al experto en adicciones Mark Griffiths, algunas características que pueden componer un cuadro de adicción son los siguientes:

- Saliencia. La actividad se vuelve lo más importante en tu vida y ocupa tus pensamientos, sentimientos y conducta.
- Modificación del humor. Experiencias emocionales subjetivas producto del involucramiento en una actividad problemática.
- Tolerancia. Aumento de la actividad para mantener el mismo efecto.
- Abstinencia. Estados emocionales desagradables cuando la actividad es interrumpida o repentinamente reducida.
- Conflicto. Problemas desarrollados entre el potencial adicto y las personas que lo rodean, problemas para desarrollar su trabajo responsablemente y problemas consigo mismo (conflicto intrapsíquico)
- Recaída. Tendencia a repetir los patrones tempranos luego de haberse retirado o haberlos controlado.

   Confieso que, aunque me creo bastante alejado de las redes, puede que siga teniendo alguno de estos síntomas. Por momentos el uso de las redes (aunque de pronto sea para fines que uno crea loables como difundir su trabajo) logran ocupar todos mis pensamientos, a veces me cambian el humor, a veces extraño ingresar cuando no lo hago por un tiempo prolongado (siempre horas, nunca días), a veces me genera conflicto a veces las dejo de usar por un tiempo prolongado y cuando vuelvo lo hago con todo.

    Hay una cuestión de análisis del discurso en los posteos que, además de ser divertido, dice algo de ese otro y muchas veces ese algo contrasta enormemente con la persona que veo en lo terrenal. Da la impresión de que en algunos casos hay características de la personalidad que solo emergen en un cibercontexto. ¿Por qué? Se me ocurre que hay una diferencia entre lo que se dice de frente y lo que se dice en un muro semipúblico. Parecería ser que hay cosas que puedo decir en las redes y no frente a frente con el otro. La presencia física cohíbe al otro. El poder recibir la reacción al instante hace que se tengan filtros que en un cibercontexto no existen. ¿O acaso no conocen a alguien que en persona es retraído, callado y en las redes es una llama? ¿O que no se mete con nadie en persona y se mete con todos en las redes? 

Ahora, si hay una adicción no es a Facebook, Instagram o Linkedin. Como cuestiona Nestor Fernandez Sanchez, «Si se identifica que una persona piensa de manera recurrente en acudir a un bar –y, de hecho acude frecuentemente– y su perseverante conducta le produce cambios emocionales y problemas en su trabajo o en su familia, no es permisible calificar una “adicción a los bares”. Alguien podría afirmar que no es la adicción a los bares el problema, sino una adicción a las bebidas alcohólicas.» Entonces, siguiendo este razonamiento, no hay adicción a las redes sociales sino a lo que sucede. En caso de haber adicción, este sería al contenido, adicción a saber lo que piensa el otro. Así que superar la adicción, en este caso, sería en principio dejar de querer saber lo que piensan los demás sobre todo. 

Nestor Fernandez Sanchez en su paper va más allá y elabora un conjunto de síntomas típicos de las adicciones pero adaptados al uso de redes sociales. Éstas serían:

• Aislarse de las relaciones sociales presenciales (cara a cara), sustituyendo este tipo de relación por las redes sociales en internet (RSI). 
• Bajar el rendimiento escolar so motivo de la presencia permanente en las RSI. 
• Descuido de responsabilidades o actividades consideradas como importantes en el entorno laboral, escolar, familiar o de pareja. 
• Manifestar euforia cuando se está participando de las actividades de las RSI. 
• Manifestar irritación o ansiedad excesiva cuando no hay conexión a Internet y, por consecuencia, a las RSI. 
• Mentir sobre el tiempo que se está conectado o sobre lo que se está haciendo en las RSI. 
• Pensar y hablar persistentemente de los temas y circunstancias que suceden en la red, entre los conocidos; aunque no se esté conectado a ella en ese momento. 
• Pérdida de la noción del tiempo o del espacio debido a la permanencia frecuente o constante en las RSI. 
• Privación del sueño por estar conectado a las RSI. 
• Protagonizar discusiones en relación con el uso de las RSI con las personas que rodean al usuario, como los compañeros de trabajo, escuela o familiares.

Entrando en terreno especulativo, hay algo que creo fortalece mucho este comportamiento adictivo y es la generación del hábito. Básicamente se agrega el uso de las redes a la rutina, y dado que estamos bajo un orden mundial al que le es útil que seamos rutinarios, el hábito de usar las redes se vuelve difícil de remover. Una de las claves podría ser sentarse a reflexionar sobre por qué se usan tanto las redes y hacerse la pregunta ¿qué actividad igualmente entretenida puedo hacer en lugar de entrar a Instagram?

EL ABANDONO DEL LENGUAJE ESCRITO

Si algo tiene de lindo una red social es el poder intercambiar ideas, opiniones, como si estuviéramos en un café. Ahora, entramos en una era de profundización de lo superficial, y ahora hemos decidido suplir oraciones articuladas por una imagen y un puñado de palabras sueltas denominadas hashtag. Y digo suplir en lugar de complementar porque la tendencia es abandonar redes de contenido principalmente escrito como Facebook o Twitter. Para las nuevas generaciones ya fueron estas redes. En unos años Twitter probablemente se convierta en un pequeño guetto como este espacio en el que escribo.

¿QUÉ ESTAMOS HACIENDO?

Estamos siendo. Con cada publicación el usuario dice «Esto es lo que tengo para decir». En un rastrillaje rápido de mi propia comunidad encontré estos metamensajes:

- Re banco a Bolsonaro.
- Quiero que mueran todos los delincuentes que no se de dónde salieron pero me molestan.
- Me molesta la gente que no es como yo.
- Vos que te estás volviendo muy popular, ya no te banco. Algo de vos me molesta. Aún no lo sé pero lo voy a encontrar.
- Me siento solo.
- Tengo muchísimos amigos.
- Me drogo.
- Ya no me drogo.
- Quiero encontrar el amor.
- Quiero estar solo.
- Soy un guarro terraja, pero a la vez culto y refinado. Confundite conmigo.
. Me gustan las películas que gusta a unos pocos.
- Soy un ser muy peculiar porque «100 años de soledad» me pareció una mierda escrita intencionalmente para cine.
- Tener hijos es un bajón pero a la vez es lo mejor que me pasó.
- Al final concreté aquello sobre lo que ustedes estaban todos pendientes. Al final compré ese florero nuevo.
- Me volví tan snob que cuando escriba algo de verdad nadie va a entender nada. Y ese es el infierno que me tocó.

O sea, no es tan complejo el fenómeno de las redes sociales. Si tenemos cuidado con el fenómeno de tercerización de la personalidad, comúnmente conocido como alienación.

Y eso es todo lo que tengo que decir sobre esto. Hasta dentro de dos años...



Secos e Molhados, con Ney Matogrosso a la cabeza


Webgrafía consultada:
https://es.wikipedia.org/wiki/John_Perry_Barlow
http://www.centrocp.com/uso-y-abuso-de-las-tic-en-jovenes-escolarizados/escolar1/
http://www.medigraphic.com/pdfs/salmen/sam-2013/sam136j.pdf




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