Al 8 de abril, EEUU registraba unas 12.700 muertes y la Casa Blanca anunció que el mejor pronóstico era un escenario de entre 100.000 y 240.000 muertes.
Hoy, 30 de mayo, el escenario que planteaban comienza a cumplirse y Estados Unidos lleva más de 105.000 muertos. Cuando Trump o alguna otra autoridad de la Casa Blanca es consultada, se excusan diciendo que muchas más gente muere por año de otras enfermedades. Si bien eso es verdad (unas 700.000 personas murieron de enfermedades vinculadas al SIDA en 2018) no justifica que las muertes por COVID-19 se habrían podido prevenir tomando las medidas adecuadas. En lugar de ello, Estados Unidos junto con Brasil han decidido priorizar sus economías y simplemente dejar que el coronavirus haga lo que mejor que sabe hacer: contagiar, saturar los sistemas de salud y matar. Esto a mi entender vuelve a los líderes de estos países completamente responsables de las más de 130.000 muertes que acumulan entre ambos y espero que cuando pase la pandemia sean juzgados como los genocidas que son. Puedo equivocarme y, en lugar de ser juzgado, Trump sea reelegido presidente, quien sabe.