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sábado, noviembre 19, 2016

Mi experiencia en la nueva empresa de Trump

Trump

La victoria de Trump me agarró de sorpresa como a buena parte de la población del mundo. Pasadas un 
par de semanas, me doy cuenta que me comí la pastilla de los medios americanos y las encuestadoras que daban como segura la victoria a Hillary Clinton. El principal motivo por el que creí que ganaría Clinton era el del simple sentido común. Me resultaba imposible que buena parte del pueblo americano votara a un sujeto de las características de Donald Trump: la persona que uno imagina capaz de presionar el famoso "Botón Rojo". Hillary no es ningún angelito pero por lo menos no me transmitía inestabilidad mental.

Y pasadas dos semanas, aunque sigo sin creerlo, he logrado entenderlo luego de haber leído y escuchado diferentes análisis de personas que no supieron prever el triunfo de Trump, pero que ahora la tienen clarísima, y otros que, con derrotismo, lograron pronosticarlo, como Michael Moore en sus "5 razones por las que creo que Trump ganará" (Nota con el artículo traducido).

Ahora entiendo por qué ganó Trump. Las promesas que hizo calaron hondo en el americano más conservador y en los latinos legales quienes, en gran medida, se volvieron tan conservadores como el más blanco de los blancos rurales. Le prometió al americano de las zonas industriales, deprimidas por el alejamiento de las grandes empresas que empezaron a fabricar en México y otros países subdesarrollados para abaratar, que las cargaría de impuestos para que vuelvan a instalar todo el proceso de manufacturación en el país. También prometió la deportación masiva de inmigrantes ilegales, perfecto para el latino legal que no quiere que lleguen otros a quitarles el trabajo e ideal para los blancos que odian a los latinos y al resto de las minorías. Claramente, todo lo que es intolerancia, odio y no ser crítico con respecto a las promesas que hace una personas nos llevan al mismo problema global: la falta de educación.

Y es que una buena parte de la población lo único que quiere es un trabajito para ir desde su casa al mismo todos los días; criar a sus hijos en un ambiente aislado de los problemas, tenerlos lejos de los pobres, de la gente diferente; familias que quieren hacer su propio camino y progresar junto a la pequeña comunidad de familias circundantes en el mismo plan. Es una aspiración válida, pero lamento decirles que es egoísta, porque hoy, hay gente que se aprovecha de esta alienación de las personas para ejecutar planes realmente macabros que están destruyendo el planeta mientras nosotros tratamos que no nos falte el papel higiénico y la comida para el perro. Uno de tantos documentales que muestra cómo personas al mando de grandes corporaciones están destruyendo el planeta sin ningún problema gracias a que buena parte de la población está ocupada sobreviviendo. No es que no nos importe, es que estamos distraídos. Dejo solamente el último documental que vi al respecto.


Entonces, nos encontramos en todo el mundo con un conjunto de personas de todos los niveles económicos que ve los problemas que los rodean (marginalidad, delincuencia, pobreza extrema, corrupción) como algo que emerge de la nada y que debe ser removido con mano duro. Esto es: expulsión de las personas a otro lugar donde no afecten el día a día; encarcelamiento masivo, pena de muerte. Es decir, el bypass gástrico en lugar de dieta balanceada y ejercicio.

La falta de pensamiento crítico y la desinformación está matando este planeta y los países más afectados son aquellos donde la educación están en peor estado, tanto desde la educación formal como la informal que es el propio seno del hogar. La proliferación de hogares sin valores de tolerancia, empatía y respeto por la vida del otro trae aparejado nuevas generaciones de personas intolerantes que ven en una persona como Donald Trump, un modelo de éxito y un espejo de sus propios deseos.

Hace unos meses, por mi trabajo como docente, tuve la posibilidad de estar dos semanas en una ciudad del Estado de Ohio, Estados Unidos. Allí ganó Trump y cuando estuve allí se palpaba su posible victoria por la cartelería que veía en los jardines de las casas. La experiencia en esta ciudad no fue el reflejo de todo el país ya que, debido al propio sistema federalista, Estados Unidos es más una suma de países que un gran país. De pronto un estado te legaliza la marihuana y la eutanasia y otro tiene pena de muerte. Cada estado decide sobre sus políticas educativas, de seguridad pública, entre otras.

Esa sociedad que encontré no me gustó. No me pareció admirable y no ví un lugar del Primer Mundo. Yo diría que estuve en un Segundo Mundo. Encontré una sociedad de personas metidas en su propio mundo (su auto) y que van de su casa al trabajo, del trabajo al Mall (shopping) de ahí a comer Fast Food, de ahí a algún partido de fútbol americano o baseball, y de ahí a su casa. Yo salía a caminar por el barrio y me sentía en un capítulo de Walking Dead: las calles vacías, los jardines con el pasto perfectamente cortado y ni un niño jugando, los espacios públicos en impecable estado, sin utilizar, un Downtown (centro de la ciudad) desolado, servicios públicos en mal estado, tal vez porque solo es utilizado por los pobres, casi todos de raza negra. Subir a un ómnibus era deprimente: subían personas con las piernas hinchadas por una Diabetes no tratada porque están fuera del sistema privado de salud; personas con problemas psiquiátricos; los vulgarmente llamados white trash; que subían con caras tristes, vestidas de desidia. Mientras caminaba por las desoladas calles, pasaban autos y autos que me observaban con extrañeza, familias blancas que me miraban raro y familias negras que me miraban raro. Sentía que en cualquier momento se bajaría gente de uno de esos autos y me entraría a disparar o apuñalar o secuestrarme para luego apuñalarme o dispararme y tirarme en el Parque Ottawa, al cual estaba prohibido ingresar de noche. Un día me perdí en una parte de la ciudad y tuve que caminar tres cuadras para encontrar una persona que me ayudara.

Para terminar, pude ver el futuro de nuestro país si se instalase una politica de extrema criminalización de una sociedad, y es un futuro en el que la cosa no cambia, no es una solución. En una red de autoservicios llamados 7/11<7>; entregaban unas revistas gratuitas. A lo lejos se veía que la portada tenía muchas caras. Cuando me acerqué, tomé un ejemplar y empecé a observar. Se trataba de una revista que mostraba la foto de las últimas personas que fueron arrestadas esa semana. no era de gente buscada, simplemente estaban arrestados y en proceso de juicio. Al pie de la portada, una leyenda, en fuente muy pequeña decía "esta publicación no garantiza la veracidad de la información vertida", y "recuerde que todos los ciudadanos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario". Esa publicación resume perfectamente la sociedad en la que estuve inserto dos semanas. Sin palabras.



Por supuesto que había cosas que funcionaban bien pero eso lo pueden ver en cualquier documental. Es que la persona que nace en el seno de una familia de situación económica media, lleva una existencia tranquila, sin problemas, va en su auto de un lugar a otro, crece, se casa, tienen hijos, los crían y mueren, sin sobresaltos. El problema es la gente que está completamente fuera de ese sistema y que coinciden con una raza: los más pobres son negros.

Uruguay también está dividido como Estados Unidos. Hay personas con sentido común, que piensan antes de actuar, que mas o menos entienden que los problemas actuales tienen un origen y no surgen por espontaneidad, que la solución a los problemas está en nuestro accionar, y otro grupo que necesita una persona o un partido que le quite los problemas del parabrisas y el retrovisor y que le permita disfrutar de su existencia individual sin molestias y lejos de la gente diferente a ellos. Sé que es muy absoluto dividir a la población en dos, pero aclaro que hablo a grandes rasgos y es para no extenderme demasiado en lo que quiero transmitir.

Lamento decir que Uruguay va en vías de elegir, en un futuro no muy lejano, a una persona que lo único que va a hacer es prometer trabajo para todos (sin decir cómo, no va a importar), encarcelación masiva de delincuentes o envío a campos de trabajo en el interior del país, restablecimiento de la llamada "educación para el mercado", es decir salir del liceo preparado para entrar al mercado laboral como dependiente. Y el eslogan ganador tendrá la palabra "¡Ya!" para satisfacer el afán inmediatista de los impacientes. Cuando aparezca un político que prometa eso sin filtros, la gente lo va a votar, porque, como en Estados Unidos, la mala educación está generando personas cuyo modelo de líder es ese. Espero equivocarme.

La victoria de Trump no representa el fin inmediato pero sí dar pasos más acelerados hacia el mismo. Para empezar, no cree en el calentamiento global. Para empezar...

Corto M.A.M.O.N realizado por los uruguayos de APARATO \ WE CAN FX IT