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* Campo de Tacuarembó. 27 de noviembre de 2002. Saliendo de toda la porquería que acontecía en Montevideo, donde unos tipos habían saqueado unos bancos, y simultáneamente Argentina se caía a pedazos, yo me alejé siguiendo una promesa de gurí. En ese momento, Uruguay era un cúmulo de pesimismo absolutamente justificado. Nada se compara con ese hecho, al menos para esta generación que relata.
Unas ratas deciden marcharse, cansadas del humor general, que de acuerdo al nuevo estado, se predisponían a atacar. En eso estaban cuando se fueron. No mediaron palabra. Simplemente tomaron sus pocas pertenencias y se fueron al carajo. Tomaron la ruta hacia Durazno y no pararon por un buen rato. Por que iban a hacerlo?
* ...Y así termino la historia. Aquel día que todo se fundió en un solo elemento color tierra.
* Sentimos una terrible molestia en el estómago, casi simultáneamente, y nos desesperamos tal cual pescado con anzuelo atravesado. Nos dimos cuenta que el pánico estaba en todos lados y agarrando al primero que veía. En pocos minutos se veían cuerpos gateando por todas partes. En su desesperación involucionaban y se convertían en seres cuyos rostros se veían gestos jamás reconocibles por un ser humano de constante cotidianidad.
Al llegar las ambulancias, unos pocos pueden realizar algún movimiento voluntario...